Abrazos. La charla, que no siempre fue cordial, se extendió en dos horas.

FMP3 PRESENTÓ A FERNANDO PEÑA EN:

“Yo, yo, yo y yo”


“A lomos de todas las paradojas se cabalga hacia todas las verdades”. Friedrich Nietzche

Él, que tan bien supo en algún momento de su vida quebrar corceles salvajes, ahora se dedica a cabalgar los símbolismos que hay dentro de esta subsistencia.Y poco hay de metáfora en el párrafo anterior, ya que Fernando Gabriel Peña cuando jóven se dedicó a domar caballos, como cualquier niño-bien.
¿No es contradictorio utilizar la palabra vida cuando se habla de Peña? Todo lo contrario. La suya es una vida con todas las letras. Sobre todo, porque no se le parece a la de ningún otro ser mortal y porque está bastante cerca de ser auténtica. Él cabalga con excesiva intensidad en todos y cada uno de sus actos.
Así como sus obras son escritas y actuadas por él mismo, sin intermediarios entre guionista y público, su vida también es protagonizada por la persona que más ama y conoce en el mundo: Él.En este mundo, de falsas certezas y escasas preguntas, en el que pareciera que cada uno de nosotros está cumpliendo una función cuyo guión fue previamente redactado por dios, el capital o la familia, Fernando Peña vive como él cree que tiene que vivir, con todo el esfuerzo y dolor que eso puede traer aparejado.
Allí se está abriendo el telón o sonando la cortina del programa. Allí irrumpe en el escenario del mundo con todo su desparpajo. Cuestiona todo y se cuestiona todo. Quiere obtener reflexiones para descubrirnos o para redescubrirse. Algunos pensamientos son totalmente equidistantes, otros absolutamente duales (Nada que ver con su archienemigo E. Duhalde). Estas consideraciones no tienen por qué no ser contradictorias, aunque nunca llegarán a ser incoherentes.
Peña se comunica con el mundo clavándose puñales hasta lo más profundo de sus tripas. Mucha de la gente huye despavorida a higienizarse al baño de las buenas costumbres, ya que siente enchastrada con toda su sangre hirviente, o con su Mugre, infectada con tantos viruses coo verdades. Sin embargo, otros consiguen despabilarse o hallarse con ese cruento pero, a la vez, necesario acto que consiste en el baño de sangre que Peña nos ofrece.
Como él mismo advierte, su visión del tiempo está lejos de ser lineal. ¿Qué edad tiene Peña? Y... a veces tres, como cuando su cara es iluminada con una inocente sonrisa y recuerda que su primer contacto con la música provino de las cuerdas vocales de su madre cuando esta entonaba el “Arroz con leche” (o como cuando en medio de la charla agarra una birome y se pintarrajea la cara). Otras veces huele a espiritu adolescente, como cuando escupe su rebeldía reviviendo sus 16 años, momento en el que se opuso a los lineamientos que tenía su vida y en el que escapó de su hogar con una cresta en la cabellera (o como cuando en el transcurso de la nota saca de su bolso un consolador y se lo introduce en la boca). También cada tanto aparece la cincuentona, cuando no logra comprender ciertas actitudes del sentido común general, cuando su costado elitista se apodera de él (o cuando reconoce que esta dispuesto a asesinar si le intentan robar su lujoso auto).
Él hace que él reconozca al momento en el que nació no sólo como el comienzo de su vida, sino como el principio de su muerte. Y por eso en sus palabras no hay demasiadas supuestas convicciones-convencionales (como las de humano standard) y sí un cúmulo de sensaciones-percepciones procesadas por su privilegiado intelecto.
Como sea, sus palabras rebotan y vibran sin parar. Muchas veces formando una especie de eco porque no consiguen ser absorbidas por la mayoría de las personas que lo oyen y entonces se diluye su contenido al son de la reververancia.En otras ocasiones sus frases brincan dentro de las neuronas de los que se dignaron a escucharlo. Pero la mayor cantidad de veces se transforman en palpitaciones porque se adentran en lo más profundo del corazón de una persona a causa de que sacuden el alma de una manera conmovedora.
Asi, Peña eligió trazar su camino en este mundo al galope. En la montura lo cobijan las paradojas, la seducción, el cinismo, el miedo, la excentricidad, la sensibilidad y miles, miles, de etcéteras. Todo eso, mientras los mediocres ven pasar la película de su vida sentados en una confortable butaca, los hedonistas prefieren volar por los aires de la nada, o los timoratos se obsesionan por avanzar sin despegar ni por un segundo los pies del suelo. Pero que cabalgue no quiere decir que Peña viva en un estado de inconsciencia permanente ni mucho menos. Para ratificar eso no hay mejor prueba que la etapa en la que montó a “The Hoors” (Heroína). Tuvo la valentía de bajarse y cabalgar a un potrillo que le sentaba mejor.
Por suerte para nosotros Fernando galopa y la vibra de su voz sigue retumbando fuerte en nuestras cabezas y -sobre todo- en nuestros corazones. Mientras todo ello ocurra Fernando seguirá vivo, aunque su físico ya haya muerto. Estará Gritando! Sufriendo! Soñando en voz alta! Siempre al galope, siempre resonando. Hasta que un día lo interrumpirá un pacífico silencio que marcará el término de su prolongado fin (STOP).Por ahora, después de habernos dado el gusto de compartir un (PLAY-REC) esperamos volver a darle (PLAY) a una charla con él, muy próximamente.Mientras tanto estemos alerta y titilando (PAUSE - PAUSE-PAUSE).

Imperdible Conversa. Desayunamos un exquisito Fond de Cave a las 10 AM.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Muchachos, felicito por la de Peña (tipo difícil).
Un saludo y voy a ver si los puedo enganchar otro martes.
El Uru.