Una especie de Woodstock moderno... o un Quilmes Rock escandinavo... definiciones se me ocurren miles... pero quizás nadie lo puso en mejores términos que Brendan, el guitarrista que acompaña a Jack White en su nueva banda The Raconteurs, quien saludo al publico diciendo: Nunca vi tanta gente linda en un solo lugar.... un solo lugar que oliera tan mal!. Para entenderlo no hace falta mas que imaginar a 500 mil personas tomando cerveza durante 4 días sin parar en un lugar donde ni las mujeres se inhiben de mear en los arbolitos. La belleza y el porte de los daneses por su parte, créanme que sorprendería a mas de uno, como me paso a mi. Si a la gente baja se le complica ir al campo en los recitales, ni vale la pena intentarlo en Dinamarca.
En el escenario principal, (donde por ejemplo tocó Bob Marley en 1980), tanto The Strokes como Franz Ferdinand (a quien ya había visto telonear a U2) me demostraron que no están para las grandes ligas. No suenan como hay q sonar ante medio millón de personas, les falta presencia, o por lo menos así, lo veo yo. Me quedo con la sensación de que esta nueva ola de bandas solo puede aspirar a pegar algún que otro tema pegadizo y vivir el sueño del rock mientras dure. Todo lo contrario me paso con Placebo y The Raconteurs. Si bien la primera lleva ya mas de 15 años de carrera y la segunda tiene apenas un reciente debut discográfico, demuestran en escena que pueden movilizar mazas, conmover, sorprender, y lleva arriba del escenario algo más que una postura rockera. Un sonido alucinante, cantantes con mucho magnetismo, un público que no quería que termine el show, y una combinación de guitarras y voces que tejen una especie de alfombra mágica que lleva a uno al lugar desde donde se viven los grandes recitales de rock son los puntos de contacto que encuentro entre estas 2 bandas. Mientras Placebo busca nuevos horizontes desde la experimentación con maquinas y un sonido mas misterioso u oscuro, The Raconteurs apuesta a una ecuación mucho más básica pero no por eso menos rendidora. Como alguna vez pasó con los Guns N' Roses, la nueva banda del cantante y guitarrista de los White Stripes toma todo el legado de las grandes bandas de rock de los 60's y 7o's y con esa combinación de rock pesado, blues, baladas, etc aprovechan el casi vacío de grandes bandas de rock 'n roll que hay a nivel mundial y tienen con qué. Por eso el crédito está abierto y la recomendación hecha para cuando nos visiten (si bien su disco todavía no llegó, para eso esta internet).
Párrafo aparte para el plato más fuerte de la noche. El único que hizo un recital entero de 2 horas y media y no uno como para cumplir con horarios y con públicos, el único a quién hicieron tocar sin shows simultaneos en otras carpas, al que todos fueron a ver… Roger Waters señores, ni más ni menos. Se sabia que iba a tocar “el lado oscuro de la luna” y por eso sorprendió que comenzara con temas de The Wall, de la era Barret y de su época solista. Cuando ya sospechaba de algún tipo de rebeldía de su parte para con el esquema, llegó la aclaración de su propia boca: Paramos 10 minutos y volvemos para tocar entero Dark Side of the Moon. Imaginen la reacción de la gente… sólo comparable a la del momento en que se despide definitivamente, y vuelve al escenario para cerrar con Another Brick in the Wall y Comfortably Numb. La playlist fue extremadamente politizada. Tocó el tema que compuso el día que EEUU invadió Irak, dedicado a Bush ("Esa educación texana te arruinó la cabeza"), a Inglaterra (“Perrito Faldero” de los EEUU), etc. Tocó todos los temas de temática bélica de The Wall y de The Final Cut (su último disco con Pink Floyd y que habla de la Guerra de Malvinas), Perfect Sense, y más. Un show impecable y que demostró el por qué de su vigencia.
Mientras las grandes bandas de rock desfilaban por 3 de los 6 escenarios, en los demás había para todos los gustos: Uno Heavy Metal y aledaños, uno electrónico, dónde pude llegar a ver la interesante propuesta de Coldcut, la cuál mezcla las laptops con hip hop y una interesante forma de incluir lo visual desde una pantalla gigante. Un sonido más ecléctico e internacional quedaba para el ballroom, dónde se presentaron entre otros los Balkan Beat Box, que como su nombre indica mezclan hip hop con música balcánica y electrónica y al brazilero Ed Motta. Un párrafo aparte para este hombre que abarca todo el escenario, literal y metafóricamente hablando. No deja estilo sin tocar y en cada uno queda bien parado. Imperdible en sus próximas visitas a Buenos Aires. Para La Tuka del informe, la ausencia de Damian Marley, de quien me quedé con ganas de verlo, y la gran actuación de The Nazarenes una banda mitad africana mitad sueca que con su reggae roots demostró que estaba a la altura de la situación y bien supo suplir la ausencia y cargar con la responsabilidad de ser la única banda del género, aquel día, en aquel pueblito a 35 km. de Copenhague, que descansa 360 dias al año, salvo en estos dias, cuando lo único que queda son millones de kilos de basura, millones de litros de orina y millones de acordes que siguen soplando en el viento…

Informó Jimmy, F.Mp3, Roskilde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno y completo el informe.
dan muchas ganas de haber ido ahi que a esa paparruchada de live8.

hay necesidad de mas data

podran superarme, pero jamas imitarme

Anónimo dijo...

No tienen información sobre los shows que dio Hamburguesa Díaz por allá????

gracias

saludos!