Entre la nada y el adiós (robado recientemente). ¿Para que preocuparnos tanto? Mirás al vecino y esta tan cómodo es su ignorancia. Solo tiene que trabajar-estudiar, estudiar-trabajar, trabajar-trabajar. Ser productivo. ¿Para que preocuparnos tanto por estas cosas que solo están en la cabeza y que no se pueden tocar? “Oiga, vecino, convide si tiene para todos”. Tan tranquilo mientras todo pasa a su alrededor. Sedantes en imágenes rápidas: culo-teta-culo, compre, llame; teta-teta-culo, tragedia e inseguridad; culo-culo-teta, culos y tetas. Droga, demasiada droga legal. Finalmente entiendo la palabra hipocresía.
Nos disciplinaron desde antes de haber nacido. Pero no piense en un golpe de regla en la mano, sino que debería ampliar un poco y entenderlo como una producción de personas, como fabrica que produce niños-objetos (C´ismo. Salvaje Inc.) que reproducirán el orden existente.
Toda negación de la “realidad” terminará en marginación (“Quiero una cueva tres ambientes”). La familia, la escuela, entre miles de otros, son aparatos que, reitera un tipo, reproducen el modo de producción existente. Agáchate ante el rey que nos ha tocado, besa la mano de quien posee la crueldad más alta en pisos.
Y ellos, que caminan tan ligeros de acá para allá, que dicen sufrir porque se rayo el lente o porque se rompió el material, miran mal porque tiene demasiados cómplices y acusan en gritos para desalentarnos y encadenarnos entre su mundo y el nuestro.
(Compra y venta de la verdad).
Una persona que no sufra esta angustia; esta pesadez por no conocer nuestro origen y nuestro destino, simplemente no se hace cargo de su existencia. Es tan amigo como un perro y tan boludo como nombre de supermercado chino.
- Nosotros encarrilamos. Enderezamos.
Pero tus amores están dentro. Recuerdos se traducen en sentimientos (y viceversa). La angustia de salir, la angustia de quedarse. Respirar libertad, exhalando humildad(¿extrañado por tus deseos materiales insatisfechos?); vomitar sudor y ver una película en el parque con tu dvd portátil.
Las manos pesadas que se hunden en tu cara debilitan tu niñez, y todo indica que serás un escarabajo trabajador y serio que alguna vez lloró la muerte del Principito…

(…gracias Foucault, Althusser, Carlitos Marx y Jazzimel).

Texto publicado en la revista Göoo, número 01 (publicación de diseño gráfico).

1 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE!