Había una vez un Principity que vivía en un planeta apenas más grande que él...

Algunos podrán haber sentido que les sacaron la plata de los bolsillos y nadie dirá que no es un sentimiento legítimo. Estamos hablando de un espectáculo en el que “la” voz no consiguió (a pesar de que lo intentó) cantar una sola canción entera.
Nada más lejos de lo que sintió este humilde servidor, a menos que se envíe esa frase a terreno puramente literal. Ahí sí, es cierto, estará presente esa misma sensación, ya que una vez finalizado el show se percató de unos tajos aparecidos en su mochila y la ausencia de algunos elementos que descansaban en el interior de la misma. Seguramente haya sido una forma de expresión revanchera, ante la desazón que habrá provocado que el Latin Piedrabuena Idol no haya hecho escuchar lo que había ido a buscar la mayoría de los teenagers que pagaron una entrada. Y eso probablemente no hará más que dignificar mucho más al Sir Artista Cristián Álvarez, siempre en plan Demagogia Cero. Pero pasemos a lo interesante:
Cuando uno ve pasar a una estrella fugaz será necesario prestarle atención a todos y cada uno de los detalles. Esto es efímero y así es ir a ver a un show de Intoxicados, o al menos de su líder.
El Principity aparece en el escenario y luego de realizar unos extraños sonidos guturales comienza a observar, atónito, durante largos minutos, a la marea de gente que lo aclama. Ahí comenta sorprendido: Ja, no tienen antenas y solo tienen dos manos, ja.
Los integrantes de la banda se disponen a darle una apertura un poco más formal a la cosa y tocan el primer tema, creyendo que lo que está por empezar es un concierto. Ilusos. Lo que va a ocurrir es inexorablemente un: desconcierto. Mientras tanto, en ese momento, pero en el otro planeta no hay lugar para tocar y cantar.
Pity se queda ratos mirando fijamente al piso. Cada tanto habla, como cuando advirtió: Si algún día me dejan de dar cabida… (se colgó, nunca terminó la frase). En un primer momento Conservator piensa que es testigo del patetismo de un payaso extraviado, al que se le festejan sus lamentables morisquetas. Pero más tarde esos aplausos se van transformando en insultos y zapatillasos (ahora me pregunto si también habrá volado mi celular) y sólo unos pocos entienden que por fin sobre un escenario hay carne viva, cruda, y sin posturas. ¡Ahí lo tenés a Syd Barrett!
-¡Pity rescatate!
-¿Acaso yo soy una grúa?
En el único momento en que este teacher (sí, al Pity le faltan pocas materias para convertirse en profe de inglés) estuvo más cerca de compenetrarse fue cuando el guitarrista (el jóven maravilla Felipe) comenzó a puntear Eye in the Sky de Alan Parsons y fue seguido por la tan resquebrada como convencida voz del Intoxicado.
-Para mí que Parsons es el papá de Waters. Él le enseñó todo.
Mientras el barrilete ondulaba tratando de cantar o de charlar con su público, la banda sonaba y lo hacía realmente bien. Sobre todo cuando aparecieron las grandes composiciones escritas por él sumadas al gran pulgar de Valentino, los sintetizadores de Ezequiel Araujo (algo así como el Parsons de Intoxicados), los tres vientos y una corista femenina.

II Parte (en otro día, uno más en el planeta tierra, cualquiera, siempre domingo)
Ya sin el ardor post-show, quedé reflexionando acerca del comentario que me hizo mi amigo Jimy (una vez más el dedo acusador se levanta sobre la misma persona, Señor Kiosquero). ¿Es Pity un copiador de melodías, que puede llegar a robarle a Stones, Floyd, Calamaro y Cypress Hill? Yo creo que lo que hace está mucho más cerca de ser analogías sonoras que de robos, porque claramente todo lo que se sale de un disco suyo mantiene esa toximpronta, a pesar de que se reconoce el origen de la Intoxi-canción.
Para finalizar, cuando estaba promediando el espectáculo y la banda ya había dejado el escenario, el Pity se retiró varios minutos después que su banda y se comunicó con la mayoría de la gente que estaba en las primeras filas del estadio:
-Ultimo momento: Intoxicados busca cantante
El Pity entendió que su gente (su banda y el público) no quedó muy conforme y seguramente no se sintió muy bien al respecto.
Tranquilo Pity. Nada que reprochar y mucho por recordar. La única manera de encantar no es cantando...

G.M

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo a estos periodistas de rock que aplauden a cualquier esquizofrenico que no puede mantenerse en un escenario y menos aun compararlo con Syd Barrett, como si su legado hubiera sido ese. Syd Barrett revoluciono el mundo de la musica y Pity lo unico que hace es robar a mano armada la musica de otros. Compararlos es como comparar al LSD con la pasta base.

Anónimo dijo...

Disculpe Rey...
será que ustéd está muy cómodo allá abajo en su trono cargado de criticas que emana su sucio trasero??

Yo no compararía a nada con nada, asociación libre nomás. Pero mejor que le conteste el Pity:

"Si tenés sobre tu lengua un pequeño cartón no lo tires ni lo escupas, chupalo por favor porque en pocos minutos la psicodelia estará con vos"