“Me siento ignorado”
A 25 años de que se anunciara su nombre como ganador del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel aseguró que es poca la difusión que tiene su trabajo a favor de los Derechos Humanos.

Exactamente 25 años después de que fuera reconocido con el Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel aseguró ayer que se siente ignorado en la Argentina: “A mi los canales de televisión nunca me convocaron para debatir los grandes problemas que hay. Además yo escribo muchísimas cosas que jamás se publican en el país”, señaló el presidente del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ).
En referencia a esa fecha de 1980 cuando fue distinguido por su desempeño como "vocero del respeto a la voluntad del hombre”, afirmó en declaraciones radiales que lo asumió en nombre de los pueblos de América latina y “fundamentalmente de los indígenas y campesinos.”
El integrante de la asamblea permanente por los Derechos Humanos recordó que la dictadura tardó 36 horas en reaccionar y que en ese ínterin intentaron asesinarlo. Él lo detalló: “Dos comandos me atacaron desde un auto, pero por suerte se cruzó un taxi e impidió que el atentado se produjera”.
Entrevistado por el programa FMP3 (de Radio Atomika 106.1), indicó que en ese momento los medios intentaron hacerle creer a la gente que él era brasilero o paraguayo, para minimizar el valor que tenía el premio para la Argentina. Aclaró que este tipo de prácticas continúan, ya que “hoy en día sigue existiendo la censura en los medios de comunicación”.
Como siempre, el Nobel de la Paz no permaneció ajeno a la polémica que se desató esta semana con respecto a la conmemoración del 12 de octubre, el día de la raza antes y día de la hispanidad ahora: “No se festeja nada. Pero sí tenemos que hacer memoria porque esa fecha de 1492 significó el comienzo de un genocidio sistemático a los pueblos originarios”, aseguró.
No pocas veces se le ha señalado que el mundo sigue igual de violento que en los tiempos en los que el Rey de Suecia le entregó el Nobel de la Paz. Al respecto, Pérez Esquivel ha dicho que esa distinción no le cambió la vida pero sí le sirvió como instrumento: “Antes del premio decía lo mismo que digo ahora, pero la diferencia es que nadie me escuchaba”.

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